Su historia comienza en 1999 dentro de un palacete del siglo XV ubicado en Toro (Zamora), el palacio de Rejadorada. Con una esmerada elaboración y un mimo extremo en cada proceso elaboran vinos finos, complejos y armoniosos con un gran protagonista: la variedad “Tinta de Toro” (Tempranillo).
Su filosofía se basa en la mezcla de tradición vitivinícola con nuevas técnicas enológicas para encontrar vinos únicos y con carácter singular.
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